Ludic y Sul habían salido a primera hora del Yacimiento de la luna de XCF34. Iban a bordo de una nave de carga, donde tenían un camarote improvisado para su oficina y centro de operaciones mientras duraba la estancia en la nave. La idea era llegar hasta Yao Therm donde desembarcarían Sul y Ludic y la nave de carga pondría rumbo con todo el material a las instalaciones centrales de la compañía en las lunas de Saturno, en el sistema solar. Este era el lugar favorito de Sul en toda la galaxia, de modo que no era casualidad que las instalaciones se encontraran allí. El viaje hasta allí era largo ya que la nave no disponía de motores de curvatura de cuarta generación, aunque sí tenía un ligero motor de hiperespacio, que podía propulsar a esta más rápido de lo normal. La nave iba cargada hasta arriba de material que ya estaban analizando y que en las instalaciones podrían poner en orden y reexaminar de nuevo si era necesario. Mientras los datos de los análisis pasaban al ordenador central y por tanto a disposición de todo el personal tanto en la nave, como en las instalaciones centrales y como no en las diferentes delegaciones de la compañía.
Tener una empresa en el espacio era una gran tarea, sobre todo en el espacio interestelar, por eso solo las grandes corporaciones se podían permitir este lujo, tenían que tener en cuenta desde la logística hasta la gestión de instalaciones en todos los lugares, el tiempo no era ya un problema para el ser humano ya que había encontrado varias formas de prolongar su vida, sin necesidad de resentirse por ello, pero sin embargo el avance técnico a pesar de todo el progreso no era suficiente, los motores de curvatura más actuales estaban muy por encima de las anteriores versiones, pero no todas las compañías se podían permitir esa inversión, la gestión era vital y un sobre coste podría arruinar el esfuerzo de expansión intergaláctica de las compañías, por lo que tenían que estar siempre creando soluciones logísticas y técnicas que solventaron los problemas de distancia.
El universo tal como se conocía estaba dirigido por una gran coalición republicana en cuanto a la raza humana se refería. Reunía a todos los mundos, submundos, minorías y todo tipo de grupos y asociaciones humanas, todas por supuesto representadas debidamente tanto en Plutón y Caronte, como en Yao therm. La acción gubernamental en el sistema solar se había desplazado hacia los planetas exteriores, por razones de preservación de la tierra como lugar ancestral, de culto, de visita histórica. Era la mejor versión de la tierra que el humano había conocido a pesar de sus períodos climáticos tan preocupantes cuando el ser humano inició su carrera espacial.
Por otro lado existían varios tipos de empresas, las locales, las planetarias, las que abarcaban sistemas estelares y por último en la mayoría de los casos más poderosas que las autoridades, las súper corporaciones, de la que Sul era dueño de una de estas. Esto le ponía en una posición muy cómoda para la investigación, ya que a pesar del poder que Sul podía poseer, nunca lo usó para imponer ideas o dirigir con un único criterio, de hecho era todo lo contrario, tenía siempre presente a todos sus científicos dirigentes y técnicos. Al no tener que preocuparse por el tiempo con los años se dio cuenta de que debía preservar de esta forma la organización, ya que las investigaciones que desarrollaban eran un regalo del universo, eran un avance para la raza humana y tenían que disfrutarlo, así como sentían la obligación inherente de preservarlo.
Sul estaba repasando diversos apuntes en la zona habilitada de la nave, mientras ésta avanzaba implacable hacia Yao Therm. Ludic estaba especialmente callada en todo el viaje. Sul la observaba de vez en cuando hasta que en un momento determinado dejó los apuntes sobre la mesa y la miró.
“¿Qué te pasa Mónica? Estás muy callada, ¿hay algo que quieras contarme?”
“No, nada”. Dijo Ludic quitándole importancia a sus pensamientos.
“¿Segura?” Repitió Sul con gran paciencia y creando un silencio de confianza.
“Anoche vi los casos que el doctor Connor incluyó en el informe”.
“¿Sacaste algo en claro?”
“Nada, uno de ellos se parecía a las crisis que tenía yo de pequeña, solo que ella los tenía con más frecuencia”. Dijo Ludic, “quedándose callada durante unos segundos”.
“¿Y el otro?”
“El otro era peor, tenían sedada a la paciente por agredir a los que le rodeaban, tenía frecuentes crisis. No me gustaría vivir así, no quiero ser el centro de un experimento macabro que me tenga mi vida sedada”. Dijo nerviosa.
Sul se levantó y se acercó a ella, se inclinó sobre los asientos y la cogió de la manos.
“Tranquila Mónica, tu no tienes porque experimentar ese tipo de crisis, solo te ha pasado una vez desde que eras pequeña. No te preocupes, no haremos nada, no diremos nada, seguiremos con nuestro trabajo actual y asunto zanjado”.
Ludic miró a Sul. Él siempre sabía tranquilizarla, siempre le inspiraba una gran confianza y un aplomo que había visto en pocas personas que ella hubiera conocido. De repente se le fueron todos los pensamientos que le atormentaban, se quedó relajada y tranquila durante unos segundos. Y la inspiración le vino de un golpe.
“¿Por qué no abro yo una investigación, Adrián?” Dijo sin más.
Sul se quedó perplejo ante lo que acababa de oír. Ludic era una de la personas más fuertes que Sul conocía, curiosa, entregada, trabajadora, pero esto le pilló un poco de sorpresa, no obstante tras unos segundos de shock Sul finalmente respondió.
“Claro, si así te vas a sentir mejor, por supuesto, ya conoces el protocolo de la compañía, abre una investigación y tras aprobarla podrás tener todos los recursos a tu disposición, y a mi por supuesto”.
Ludic se levantó rápido de la silla mientras que Sul se incorpora poco a poco. Ludic estaba buscando entre unos ficheros, sacó una hoja transparente que enseñó a Sul.
“Adelante, rellénala”. Dijo Sul mirándola, contagiado por el entusiasmo de Ludic.
“Gracias”, dijo Ludic dando pasos airados hacia Sul para abrazarle.
“No creí que podría hacerte tanta ilusión investigar esto”.
“A mi tampoco, pero a pesar del trauma de pequeña o de la experiencia desagradable, hay algo que me impulsa a investigarlo a fondo”.
“Perfecto”, dijo Sul mientras volvía a su sitio, para seguir con los informes. “Cuando acabes de rellenar eso, échame una mano si no te importa, me gustaría cerrar estos informes antes de llegar a Yao Therm”.
De repente se oyó al oficial de comunicaciones por radio.
“Doctor Sul, acaba de recibir un broadcast con codificación privada de alta seguridad, solo la puede activar usted desde su terminal”.
Sul miró a Ludic extrañado e intrigado a la vez.
“Pásemela. Muchas gracias”.
“Enseguida”. Cerró el oficial de comunicaciones.
Sul conectó su terminal y tras una serie de pasos de verificación, facial, táctil y ocular, el broadcast se abrió.
“Soy el doctor Zizek de la ABIC Corp. Hace unos días interceptamos una nave en SOS, una nave `Em. Pero no una nave cualquiera, sino una nave intergeneracional, cuya tecnología está casi fuera de nuestro rango, hemos incorporado todos los recursos de la compañía pero dado a algunos fenómenos extraños experimentados en la nave necesitamos al mejor experto `Em de la galaxia y su equipo. Se que es un hombre muy ocupado, pero creo que esto le gustará. Si me concediera una reunión en Yao therm podría explicarle mejor el caso. Muchas gracias por su atención. Reciba un cordial saludo”.
Sul se estaba quedando perplejo con el mensaje mientras Ludic caminaba desde el otro lado de la mesa para ver el broadcast y las imágenes que adjuntaba el mensaje. Era una nave colosal, nunca habían visto algo parecido incluso siendo los mayores expertos en la civilización `Em de la galaxia.
Además de que el broadcast lo emitía el científico jefe de ABIC, desde luego si esto era así, si esa nave había aparecido de la nada con una señal SOS era descubrimiento digno de investigación, a la vez que altamente extraño y preocupante.
Sul miró a Ludic.
“Creo que al menos deberíamos ver de qué se trata, ¿no crees?”.
“Desde luego”. Replicó Ludic atónita viendo la imagen en tres dimensiones aumentada en el holograma de la mesa.
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